domingo, 21 de noviembre de 2010

Sailing The Seas Of Cheese (1991) - Primus


Hablar de Primus es hablar, sin duda, de Les Claypool quien en esta banda, y citando a la Wikipedia, toca el bajo eléctrico, el bajo fretless (sin trastes), el contrabajo, el fiddle (violín rústico), el fuzz, el clarinete y la mandolina y en la que también ejerce de voz... En fin que quien no conozca a este gran músico le dedique unos minutos en su Spotify o le eche un vistazo a sus múltiples videos no sólo por la calidad que va a encontrar sino también por lo bien que se lo va a pasar.

Pero hoy voy a empezar confesando lo mucho que conozco a Primus y los pocos discos suyos que he escuchado. Lo cierto es que esta es la decimotercera crítica que hago de un disco de 1991 y con Primus me pasa que sé que tienen un montón más editados y estoy convencido de que en todos voy a encontrar canciones estupendas entre las que conozco muchas sueltas, pero nunca me he puesto con otros discos suyos. Nada que ver con otras bandas de las que he hablado aquí como Pixies o Nirvana y de las que venero cada minuto de su discografía. He de decir, pues, que este “Sailing the seas of cheese” es el único de Primus que he escuchado entero y es que no es un estilo, el de estos tipos, que me vuelva loco. Pero como en 1991 pasaron cosas tan especiales, Primus editaron su trabajo más popular y, claro, llegó a España, a Madrid, a Aluche y al meterse en mi dormitorio me pareció brutal. Esto de amar tan sólo uno de los discos de alguien es algo que me ocurre con un buen puñado de bandas. En algún punto de sus carreras sacan un disco que devoro, lo convierto en mi “favorito del momento” y lo subo de puestos en la escala de valores musicales de mi cabeza por encima de discografías enteras de otras bandas, pero curiosamente no vuelvo a escuchar ningún otro suyo jamás. Con el paso de los años sigo y sigo escuchando el disco en cuestión y no me canso de él, pero ¿el resto? Ahí se quedan, en el olvido. No sé por qué pero es así. Me pasa con este “Sailing...”, me pasa Con el “Ill Communication” (1994) de los Beastie Boys, me pasa con el "Louden Up Now" (2005) de Chk Chk Chk, con el "Crash" (1996) de Dave Matthews Band, con el “...And The Circus Leaves Town” (1995) de Kyuss... Curioso, ¿verdad? Seguro que me pierdo un puñado de buenos temas pero es que no doy abasto y así lo confieso.

Del disco en cuestión voy a destacar, lógicamente, unos bajos alucinantes con especial atención al sonido metalico que desprenden cuando el bueno de Les golpea las cuerdas contra los trastes o el mastil. No os lo perdáis en “Tommy the cat”, en concreto en el minuto 3:06. Las guitarras, mmmm, poco que destacar. Casi siempre en un cuarto plano por detrás del resto de elementos de la banda (para no quitar, tampoco, protagonismo), no me dicen mucho. La batería, completa y variopinta, de una calidad cercana al Jazz haciendo de digno acomañante al verdadero referente de la banda, el bajo. En cuanto a la voz, tápate la nariz y agudiza el aire que sale de tu garganta hasta casi parecer un crío haciendo el idiota y te habrás acercado, un poco quizás, al registro de Les. Ahora hinchate a alucinógenos e invéntate unas letras delirantes, locas y pasadas de rosca y quizás toques la temática que Les toca. Ponle el punto serio con alguna que otra crítica social enmascarada (American Life, en la que he de reconocer que me gusta hasta la guitarra) y habrás comprendido algo de toda esta historia que navega por los mares de queso. Y por último, contrata a creadores que se inventen personajes encarnados por gatos, castores, cerdos, vaqueros de miraguano y camareros de brazos interminables y habrás conseguido corresponder en la pantalla al delirante universo del que se habla en este disco. Como decía al principio, merece la pena verse algún que otro video de Primus porque es una actividad de lo más divertida. Tienen unos cuantos hechos en stop motion desternillantes.

Y así son estos tipos, así de virtuosos y divertidos. Y así nos dejaron este estupendo compendio de buenísimas canciones en 1991, todas ellas de difícil escucha y de difícil aceptación para los oídos del gran público, de ahí el merito de seguir en la brecha y de ser tan importantes tras tantos años de la misma línea musical.

A destacar:
  • Here come the bastards, Those Damned Blue-Collar Tweekers, Jerry Was a Race Car Driver, etc.
  • El bajo y la voz, es decir, Les Claypool.
  • La estupenda combinación bajo-batería y los breaks tan limpios y rompedores de ésta.
  • Venga, va, me voy a quedar con un poco de la guitarra. Que sea la de “American Life”, en la que tiene su parte de protagonísmo, como ya he dicho.
Crítica publicada el 21 de noviembre de 2010

4 comentarios:

F. dijo...

Me alegra este nuevo post, querido Buque. Justo en estos días anda Primus por Buenos Aires, y justo hace unos días vi en vivo a Billy Corgan. Me sigue maravillando la cantidad de sonidos surgidos en los 90 y la originalidad que mantienen al día de hoy.

abrazo
fredo

Antonio Carralón dijo...

Me moriría por ver a Primus en directo. Es una de esas espinitas que tengo clavada...

¡Un abrazo, sr. intuición!

Jacobo dijo...

Impresionante disco,e impresionante banda. Conciertos de dos horas y media, disfraces y una temática propia hacen de primus un grupo amado por mi. Curiosamente, y no se el motivo, es un grupo muy querido en Móstoles, y creo que de ahi son los Sobrinus(uno de mis grupos españoles favoritos, con un homenaje a la banda de Les en su nombre)

Toma geroma, ahi queda eso.-

parvina dijo...

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